A pesar de los problemas con la conexión a internet del hotel pude trabajar un día más. Afortunadamente di con un bar en el pequeño pueblo con una conexión muchísimo mejor, aunque el trato de la señora que lo atiende no es equiparable a la velocidad de su red. Intenté ser amable tirando comentarios superfluos de cómo estaba el clima, que qué buena conexión tenía su bar y nada… frialdad como la primer noche que acampé en esta aventura.
Para cortar con la pantallita me fui hasta la cascada Nonaya, pequeña, humilde, sencilla, pero inmensamente bonita por todo su contorno verde. Supongo que un experimentado en nombres de colores se haría una pansada, yo solo puedo decir que había verdes más claros, verdes más comunes y otros verdes más oscuros, pero que todos juntos generaban un paisaje único.
Terminando el tour natural por Salas, puse a votación en Instagram a qué bar ir a ver el partido de la Eurocopa (hoy me tocó Italia-Suiza) y ganó por amplia mayoría el bar «Uruguay». Como siempre, muchos señores de pelitos blancos y otros que ya voy reconociendo por sus olores corporales. Sí, tengo un olfato muy sensible, para lo bueno y para lo malo como en este caso. Les juro que estaba a mis espaladas, fue sentir el olor y adivinar que era el mismo que estaba a mi costado el día anterior ¡Bingo! Acerté, era el mismo tipo.

Eso es todo por hoy.
¡Abrazo de abanico de verdes!
Mauricio
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